Y cuando me miraste, mis ojos te gritaron todo lo que me corazón no se podía contener más. Te dijeron que te quería y que te necesitaba más que a cualquiera en la tierra y el universo.
Los viste, y no hiciste nada.
Los viste y en silencio te quedaste sin decir alguna palabra. Y ellos vieron como te ibas lentamente.
Y de mis ojos brotó la primera lágrima, que desencadenó en un llanto…

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